sábado, 8 de junio de 2013

ALEJANDRA PIZARNIK



















 La sala de psicopatología

Por Alejandra Pizarnik [*]

Para todos aquéllos que cotidianamente se encuentran con la vida de otras personas en sus quehaceres profesionales de toda índole les están dedicadas estas palabras, estas frases, estos trozos de piel y carne, estos dolores que son simplemente los del existir y que a menudo se olvidan o no se tienen en cuenta por la premura del "furor sanandi". Para todos aquéllos, entre los que me incluyo, estas palabras que siguen serán un recordatorio de nuestros escasos recursos y del debido respeto que debemos para con la existencia de nuestros semejantes. Un respeto que no se funda en un hueco legal sino que lo hace en lo más denso de una existencia, en ese lugar al cual no accedemos a llegar sino es con la anuencia de nuestro interlocutor [S.R.]


Después de años en Europa Quiero decir París, Saint- Tropez, Cap St. Pierre, Provence, Florencia, Siena, Roma, Capri, Ischia, San Sebastián, Santíllana del Mar, Marbella, Segovia, Ávila, Santiago, y tanto y tanto por no hablar de New York y del West Víllage con rastros de muchachas estranguladas - quiero que me estrangule un negro - dijo - lo que querés es que te viole - dije (¡oh Sigmund! con vos se acabaron los hombres del mercado matrimonial que frecuenté en las mejores playas de Europa) y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada, y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo, aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18, persuadiéndome día a día de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino, - una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice:
- El dotor me dijo que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.
Nietzsche: «Esta noche tendré una madre o dejaré de ser.»
Strindberg: «El sol, madre, el sol.»
P. Éluard: «Hay que pegar a la madre mientras es joven.»
Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire, pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,
después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero (y como no pude, busco morir y entrar en la pestilente guarida de la oculta ocultadora cuya función es ocultar)
hablo de la concha y hablo de la muerte,
todo es concha, yo he lamido conchas en varios países y sólo sentí orgullo por mi virtuosismo - la mahtma gandhi del lengüeteo, la Einstein de la mineta, la Reich del lengüetazo, la Reik del abrirse camino entre pelos como de rabinos desaseados - ¡oh el goce de la roña!
Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero
¿se casarían con el leproso?
Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,
sí, de eso son capaces,
pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como ustedes:
- ¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no?
Y
sí,
aquí en el Pirovano
hay almas que NO SABEN
por qué recibieron la visita de las desgracias.
Pretenden explicaciones lógicas los pobres pobrecitos, quieren que la sala - verdadera pocilga- esté muy limpia, porque la roña les da terror, y el desorden, y la soledad de los días vacíos habitados por anti­guos fantasmas emigrantes de las maravillosas e ilícitas pasiones de la infancia.
Oh, he besado tantas pijas para encontrarme de repente en una sala llena de carne de prisión donde las mujeres vienen y van hablando de la mejoría.
Pero
¿qué cosa curar?
Y ¿por dónde empezar a curar?
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
0, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
- ¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar. Asisto al ina­gotable fluir del murmullo. A veces - casi siempre- estoy húmeda. Soy una perra, a pesar de Hegel. Quisiera un tipo con una pija así y cogerme a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda me la chuparán) a fin de que me exorcisen y me procuren una buena frigidez.
Húmeda
Concha de corazón de criatura humana,
corazón que es un pequeño bebé inconsolable,
«Como un niño de pecho he acallado mi alma» (Salmo)
Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla)
oh no es que quiera coquetear con la muerte
yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse,
(Ridículamente te han adornado para este mundo - dice una voz apiadada de mí)
Y
Que te encuentres con vos misma - dijo.
Y yo le dije:
Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios.
El suicidio determina
un cuchillo sin hoja
al que le falta el mango.

Entonces:
adiós sujeto y objeto,
todo se unifica como en otros tiempos, en el jardín de los cuentos
para niños lleno de arroyuelos de frescas aguas prenatales,
ese jardín es el centro del mundo, es el lugar de la cita, es el espacio
vuelto tiempo y el tiempo vuelto lugar, es el alto momento de la fusión
y del encuentro,
fuera del espacio profano en donde el Bien es sinónimo de evolución de sociedades de consumo,
y lejos de los enmierdantes simulacros de medir el tiempo mediante relojes, calendarios y demás objetos hostiles,
lejos de las ciudades en las que se compra y se vende (oh, en ese jardín para la niña que fui, la pálida alucinada en los suburbios malsanos por los que erraba del brazo de las sombras: niña, mi querida niña que no has tenido madre (ni padre, es obvio).
De modo que arrastré mi culo hasta la sala 18,
en la que finjo creer que mi enfermedad de lejanía, de separación
de absoluta NO- ALIANZA con Ellos
- Ellos son todos y yo soy yo-
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar,
pero a veces - a menudo- los recontraputeo desde mis sombras ínteriores que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,
pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser un mierda práctico, por haber afron­tado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pírata no poco funesto pues las mone­das de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recin­to lleno de espejos rotos y sal volcada-­
viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos,
cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,
y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,
oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,
te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más,
(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)

Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque - oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalíti­ca se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?

El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no resta­ñan la herida que supura.
El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o segura­mente, le ha causado la vida que nos dan.
«Cambiar la vida» (Marx)
«Cambiar el hombre» (Rimbaud)

Freud:

«La pequeña A. está embellecida por la desobediencia», (Cartas...)
Freud: poeta trágico. Demasiado enamorado de la poesía clásica. Sin duda, muchas claves las extrajo de «los filósofos de la naturaleza», de «los románticos alemanes» y, sobre todo, de mi amadísimo Lichtenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como:
«Él le había puesto nombres a sus dos pantuflas»
Algo solo estaba, ¿no?
(¡Oh, Lichtenberg, pequeño jorobado, yo te hubiera amado')
Y a Kierkegaard
Y a Dostoyevski
Y sobre todo a Kafka
a quien le pasó lo que a mí, si bien él era púdico y casto - «¿Qué hice del don del sexo?» - y yo soy una pajera como no existe otra;
pero le pasó (a Kafka) lo que a mí:
se separó
fue demasiado lejos en la soledad
y supo - tuvo que saber­
que de allí no se vuelve

se alejó - me alejé­
no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal)
sino porque una es extranjera
una es de otra parte,
ellos se casan,
procrean,
veranean,
tienen horarios,
no se asustan por la tenebrosa
ambigüedad del lenguaje
(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)

El lenguaje
-yo no puedo más,
alma mía, pequeña inexistente,
decidíte;
te las picás o te quedás,
pero no me toques así,
con pavura, con confusión,
o te vas o te las picás,
yo, por mi parte, no puedo más.
[*]Alejandra Pizarnik escribió este poema durante su estadía en el Hospital Pirovano. El texto, tal como se reproduce, está mecanografiado y lleva correcciones hechas a mano por la autora. No se había incluido en la edición de 1982 de sus textos póstumos.










Nota: Atención de Sylvia Molloy


Crónica social
Por Bartolomé Cabello y Caspa
y Julio Secador y Plancha
¡¡¡El escándalo de la semana!!!

Piénsese en Sir Walter Raleigh.
Piénsese en Petrona C. de Heidegger.
Piénsese en mi tío.

Tan dispares referencias no tienen otro objeto que el de llamar a la reflexión, con el fin de transmitir, comunicar e informar a nuestros inocentes -por ahora- lectores y lectrices, acerca de un escandaloso suceso en el que tomaron parte tres mujeres muy representativas de nuestra intelectualidad telúrica. ¿Quiénes son aquellas a las que no vacilaremos en tachar de endemoniadas? Ellas son:
1) ALEJANDRA PIZARNIK Y PI Y MARGALL Y PU, conspicua representante de nuestra contemporaneidad vigentemente pútrida, autora de “Las masas más
ajenas”, “La última trastada” y “Los yoghurtes perdidos”.
2) SUSANA THENON INCLANSKY, SEÑORA DE PUEBLA Y CARMIÑAL MANTOVANI, perspicua rematadora y martillera privada laika, autora de “Reblán sin tregua”, “Tregua sin reblán” y “Spolianski” (poemas).
3) ANA MATA BARRENECHEA HARI SPITZEROVA DE HULA-HULA, cirujana en letras, perita y manzanita en Estilinsky y Gramatova, Master of Arts of Embriology and ciencias Ocultas, autora de “¡Viva Alfonso Reyes!” (tesis de doctorado), “¡Muera Alfonso el Sabio!“ (tomá), y “Se necesitaba tanta jalea real para encender tanto José Cría”, (Balneario La Paloma, 1959).
Las citadas potrillas fueron vistas en circunstancias que nos es penoso consignar. A las 2 de la madrugada canicular, tres sombras se arrastraban hacia un mateo. Una de ellas, la más flaquilla, cubría su rostro con un níveo limpiamokos, a fin de nos ser reconocida. Pero ¡tate!, nuestras cámaras fotográficas captaron el momento en que, con ágil y vicioso brinco, se encaramaban al citado artefacto.
¿A dónde se dirigían a esas horas de la noite? ¿Quo vadis, mentecatas?
¡Noli me tangere, sierpes!
Rueda el carro infernal por la noctámbula calzada. Desde nuestro escondite escuchábamos sus risotadas caducas, sus arrebatos demenciales, mientras amenazaban al pobre auriga con tomar un coche de remisse.
¡Fementidas mozas! ¡Zagalas vendidas al oro de Nápoles y a por quién doblan las campanas, con Ingrid Bergman y Gary Cooper, en el lorraine, $15! ¿De qué os sirvieron las lecciones que os vois impartieron en la Carpa Birmana (Birmansky y Korsakoff Ltda.)?
Y para sellar la afrenta, habéis manchado con vuestro esputo el vetusto frente de la casona solariega de la facultad de filosofía y letrinas.

para Anita
con el mucho afecto
de su amiguita

Alejandra
y la Susy
(del abasto)


Ya es de día, arráncate los ojos más grandes del mundo.
Ya es de día, desnúdate de tu cuerpo de ángel perfumado. Ya es de día.

Vístete con cáscaras de tortugas asesinadas, cúbrete de pelos polvorosos y de residuos de sangre. Arrástrate por las paredes en busca de alimentos, bebe donde orinan los muertos. Levántate y anda, bestia con memoria, memoria llagada, recuerdo de sangre. Levántate, desconocida con alas de arpillera, vuela cargada de tierra por las piedras silenciosa. Sacrifica tu sueño y cúbrelo de cenizas. Incorpórate, es de día y los justos ya trabajan. Reintégrate a la grasa, al sudor y al polvo. Confiesa hoy también que aún estás viva. Levántate y anda, pobre bestia, y sin llorar.

Alejandra Pizarnik


Dos finas poetas argentinas:
Alejandra y Sylvia y viceversa
-Tac, Tac, Tac. Los martillazos que daban no dejaban sosiego ni tranquilidad.
-Mantengamos en alto la líricaxx exigencia
Que impone jerarquías de la ropa interior.
La calidad del culo es la única excelencia...
Así cantaba el Chulo que nos dejó en herencia
El fino privilegio del culo y de la flor.
-Las lenguas muertas. Las lenguas vivavs. El palillero. el cura présbita.

La nariz roma. Una perra gorda en la mano y una flaca en la otra mano para hacerle cuestiones al veterinario. El cogote cortado al rape. Encogerse de hombros estilo Angélicacxxxx. Cojo. Hacer cama. ¡Qué cosa tanbonita! Sus fuerzas son pocas, su habilidad es mucha. Tiene un culo algo grande. ¡Qué lástima. Luego salieron seis enanos comiendo confites, oprimiéndo sus niños contra sí, éstos contándose sus vidas y aquellos sus amores.


El, la espalda.
El, la frente.
El, la llama.
El, la llama.
El, la llama.
El, la pez.
El, la tierra.
El, la cólera.
El, la prisxión.
El, la malmaison.
El, la toison.
El, la oración.
El, la creación.
El, la semaison.
El, la torpille, la ralme, la fumée, l’armoise, la dour, la légion d’honneur.
Vivaqueemos, vivaqueemos, vivaqueemos!!
C vous connûtes Rosita9?
ombrait lègèrement la lèvre supérieure de Rosette un duvet fin. Et aussi celle de sa soeur Conchette la Soltère.


Nota: Atención de Sylvia Molloy. Escritos en colaboración con Pizarnik en París. Los errores tipográficos son de la versión original.


Escena de la locura de mademoiselle Pomesita Laconasse
por Sylvia y Alejandra y por
Alejandra y Sylvia (y vice versa)

La que con su culo pajarero decía “perfumear” en vez de “perfumar” despertó esa mañana con deseos de intrinsiquezas dignas de un iñiguista.

-Who am I?- estalló.
Pero se detuvo en esta inquisición con la diestra yx desición de universalizar se peripato. Por eso enflautó:
-Who is who?
Esto la hizo xx reir a mandíbula batiente. Es así como soltó el trapo y el chorro, carcajeó, se comió la risa, se finó de risa, se descalzó de risa, se destornilló de risa y por fin se cayó de culo prorrumpiendo:

ja ja ja
je je je
ji ji ji
+ hi hi hi
ju si ju
anopluro

Ah!- exclamó. Y además exclamó:
-ta! , hum!, córcholis!, mecachis! -y dándose una palmadaza en el muslito siguió exclamando :
Quel gustache a pistache! Me circulo en la rueda de Santa Catalina. Me ensalmo a sombra de tejado. Me meduseo. Me traigo al retortero. Me acomodo a vacar. Me embalumo y me enfosco con un piezgo de corambre. Quel gustache a pistache. Me crío los pechos con una zapatilla. Me empanado con un hugonote. Me meo a la flor del perro. Me echo la pata. Me tengo el pie sobre el cuello. Me hombruno de lunas. Me enlobezno (grrrr.). Me chocheo los dospatitos. Me hago la zancadilla con las patas en alto. Me voy por los cerros de ubeda, aprieta+, atiza!, arrea!, brrrr!, fait pas chaud. Quel gustache a pistache!
El observador desinteresado que la observaba por el ojo de la cerradura se preguntó si nuestra heroína estaría en sus cabales y si sí por qué y sino por qué no.
-No soy ninguna occiputa- díjose Pomesita para su capote de zorros pla-teados que críaba con ovomaltina y sal de fruta ANO gracias a lo cual era un capote ENANO.
-Mecachis y córcholis? Ca sent l’entrejambe, qu’elle dit en flairant l’atmosphère et plus encore l’onosphère d’une narine qui se voulait délicate. Me suis- je aspergée ce matin? (Cortina musical, o como dicen los franceses, Rideau de musique: Asperges me Dooooomineeeeeeeee! CORO: sniff! sniff! sniff! Bravo!! Pis! bravo! Pis!).
Es así como Pomesita La Meonne prosiguió su coquetona disertación:
-Quel gustache a Pistache! Si estuvieran aquí mis amiguitas Sylvia y Alejandra! Ellas sí que saben la cosa-cosa! Ellas sí que cogitan hondo y franco!
p.2. av. de pom. lac. onasse.


Si estuvieran Alejandra y Sylvia!
Qué amiga de sus amigos!
Qué señoras para criados y parturientas!
Qué maestras de esbozados y calientes!
Qué sexo para concretos!
Qué gracia para los osos!
Qué corazón!!!!
A los bravos y legañosos,
un meón!
En venturam Vespasianas;
Pomesianas en joder
y estrullar;
en la virtud, Africanas;
Animales en xx saber
y laburar;
en la bondad, mejor no hablemos;
en sus brazos, siempre, don Aureliano,
y a veces Marco Tulio por lo que les prometía
cuando se vestía de tía -.
No alcanzaron a huir con muchas riquezas
en las axilas.

De pronto Pomesita xx medita y hesita al niveau del caniveau y vuelve a hhesitar, excitada, entrex un hombre de bigotes, y de buenas letras, un honm bre de ambas sillas y un hombre de pelo en pecho, un hombre xx menudo ynuevo y no tener uno hombre, un hombre de copete y un hominicaco, un hombrede calzasxxxxxxxx atacadas y una hombrera, un hombre bueno y un homúnculo,un hombre de manga y una hopalanda, un hombre de pro, de pré y de pprá yun hoplita, un hopo y un hondeador, un hondureñismo y un hongo, pero tuvo miedo de mancillar su honrilla y cerrando los ojos los dejóx pasar.
Es así como, desolada, contemplçó por la ventana, sola, solitaria, ebria de trementina y largos besos y, distraída, rascábase el divertículodel costal de los pecados , la comisura del bacinete y la islilla del chi-fle turullante como un escodadero.
A la mañana siguiente encaminose a Domodossola en donde había dormido.
Había dos pasajeras en el auto, dos jóvenes egipcias que iban de Calais a Venecia en auto-stop, con un mensaje de helicóptero de Munich a Buenos Aires para el regreso. Caía plúmblea pluvia sobre el lago Mayor; xxxxxx Pomesita patinó y rompióse el anfiteatro coxal sin que sus compañeras se inmutaran.
Se compró entonces dos smokings blancos y su amigo Pérez la invitó a festejar su partida con alfajores. La velada se prolongó hasta tarde y se cogió (el subrayado es nuestro)= A la mañana siguiente confió el auto a un me-cánico y tomó agua de Vichy, luego hizo pipí (bravo!-musitó el observador desinteresado que la espiaba por el ojo de la cerradura. -Cf. école du regard).
-Tu sculptas- díjose Pomesita llorando- Je sus. Vous voulûtes. Vous sûtes.
Tu dis que l’humanité a vu la Vierge. Pas vraie, mon pot.

paj. trua de pom. l. con.
Pomesita no estaba contenta.
-Hay algo podrido en el reino de los cielos -meditó- Cela a une odeur xx d’entrejambe. Ne ferme pas.
-Ay, ay! no señor, si tengo tres callos en cada dedo -respondió la fámula–

Un taureau passa et lui pissa le pied.
-Et comment te feras-tu aimer? répondit la petite fourmi


l ramo de olores.
Sal y pimienta.
Ajos chicos.
Borriqueta a la minuta. (Self-borriqueta)
1 estragón
1 pimentón
1 satiricón
un rincón
un callorynchus callorhyncus. L.
1 kilo de gallo
1 chalote en franco hervor
un amasijo de queso
2 hojas de colapez
2 hojas de cola pollo
2 hojas de colagogo

Instrucciones para el uso: en una asadera de porcelana refractaria hágase un caldito con almejas (sin conchitas). En cuanto suelte el hervor grite “mamá” y hágase a un lado. Esto formará una pasta homogénea llamadaxxxxxxxxx “pastacciuta”. Luego se saltará una borriqueta habiéndola untado previamen-te de huevo batido y colapez. Independientemente, se calentará prudentemente la cresta del kilo de gallo hasta que se le vayan las agallas y se dejede joder en los campanarios. Estragar el culo del estragón hasta desposeerlo de las glándulas naturales de un estragón. Rellenar el culo del estr agóncon el satiricón cortado en finas lonjas picadas con chalote franco y conun puño de queso, escalfando por último el callorhyncuscallorhyncus L. conun diente de ajo, un ojo de cebolla y cuatro kilos bifes con papafritas.
Echar a un rincón. Absorber las hojas del colagogo a la azunceña y servir el todo en una fuente verde con florcitas rosadas.
Consejo de provecho general para gandes y chicos:
el pescado de mar no tiene gusto a entrejambe.
Dígale a su médico que Ud. no come pescado y verá lo que él le dirá.
-La reputísima madre que lo parió!! -xxxxx dijo el Dr. Planck.
No todo lo que se pesca se puede comer. Ejemplo de ello el Congo Belga.
Hay religiones que prohibe n comer cerditos, vaquitas y homúnculos pero ninguna prohibe pescar.
No compre cualquier pescado. Compre callorhyncus callorhyncus L.
Desde tiempos prehistóricos se come pescado, y más aún x: trufas con ceniza.
Enseñe a sus niños a comer pescado y ríase después de las espinas:
ja ja ja
je je je
ji ji ji

Nota: Atención de Sylvia Molloy. Escritos en colaboración con Pizarnik en París. Los errores tipográficos son de la versión original.










LA ENAMORADA

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
RÍE EN LOS PAÑUELOS LLORA A CARCAJADAS
PERO CIERRA LAS PUERTAS DE TÚ ROSTRO
PARA QUE NO DIGAN LUEGO
QUE AQUELLA MUJER ENAMORADA FUISTE TÚ

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!
(Alejandra Pizarnik, de La última inocencia, 1956)
 









LEJANÍA

Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

 




LA JAULA

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.
Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.
Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas. 










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